Si bien la introducción de las TIC en la educación presenta ventajas también impone riesgos y condiciones para solucionar los problemas inherentes a las actividades educativas. No deben perderse de vista las implicaciones que tiene el uso de las TIC en la docencia en un sistema de actividades presencial, semipresencial y no presencial.
De cualquier forma sería ingenuo creer que las TIC son la fórmula mágica para los problemas educativos aunque de hecho contribuyen significativamente a solucionar muchos de ellos. Su aplicación exige una preparación especial por parte de docentes y estudiantes para poder aprovechar adecuadamente las ventajas que ofrecen.
Algunos detractores del uso de las TIC plantean que su aplicación en el aprendizaje de idiomas frena la expresión de nuevos pensamientos, el desarrollo de la expresión oral, las oportunidades vivenciales y el desarrollo de los valores requeridos para la comprensión y solución de los problemas de manera grupal, lo que afecta el desempeño personal y social. Incluso se ha dicho que las TIC están imponiendo más una cultura de la prisa que de la reflexión profunda ya que se aprecia en ocasiones más preocupación por las imágenes, a veces intrascendentes o por la inmediatez de la noticia que por el rigor y la reflexión.
Es innegable que las TIC tienen ciertas limitaciones en cuanto al alcance de los objetivos de interacción oral y grupal. De ahí, el papel destacado que le corresponde al docente en la orientación de su uso. Es cierto que el predominio de la virtualización que propicia el uso de las TIC limita las opciones dialógicas y de participación grupal en actividades orales, pero esto no anula sus potencialidades ya que pueden perfectamente compensarse con actividades complementarias en la clase presencial que pueden ser preparadas o continuadas mediante la interacción con las computadoras antes o después de la clase presencial.
Desde el punto de vista estrictamente educativo, y no gerencial o administrativo, es decir, desde la perspectiva de la creación, producción, difusión y evaluación crítica de conocimientos, la tecnología se puede aplicar en cuatro sentidos fundamentales:
•Como ayuda a la enseñanza
•Como apoyo directo al aprendizaje
•Como instrumento analítico para pensar sistémicamente la educación
•Como ayuda a la investigación intelectual, científica o la creación artística.
No se puede dudar del enorme impacto positivo que tiene el uso de las tecnologías en los procesos educativos. Los beneficios se reportan en economía de tiempo; en mayor individualización a las necesidades específicas de cada usuario; en facilitar el aprendizaje de contenidos gracias a una mayor conexión audiovisual, sensorial y secuencial de los temas, materias estudiadas; en acortar distancias geográficas; en comunicar con rapidez a múltiples personas de manera simultánea; en agilizar la difusión de hallazgos, investigaciones y conocimientos; en la interacción del estudiante con la experiencia de aprendizaje . Es una forma de estimular la participación activa del estudiante en el aprendizaje.
Cuando se utilizan programas interactivos utilizando las computadoras, los rendimientos son más altos, incluyendo correo electrónico, video de un sentido o dos vías de comunicación y multimedia.
Los estudiantes obtienen mejores resultados cuando se combinan varios medios de envío y técnicas de enseñanza. Los efectos del uso de la videoconferencia de escritorio utilizada para evaluar el trabajo de otros compañeros o el efecto de participar en grupos de trabajo amplios así como la interacción entre grupos colaborativos de trabajo y las nuevas tecnologías educativas generalmente producen resultados positivos en los estudiantes.
Un alto nivel de motivación, trabajo fuerte y ético, y soporte académico y técnico, producen buenos resultados en los estudiantes. El soporte a los estudiantes ha sido definido no sólo como el proporcionar actividades académicas, sino también la identificación y solución de los problemas, proporciona oportunidades para garantizar la interacción entre los estudiantes y con los profesores y la habilidad de mantenerlos motivados a través del seguimiento de los logros alcanzados y la retroalimentación.
Las TIC y el aprendizaje autónomo
Generalmente se asocia el auto acceso al desarrollo de la autonomía. La autonomía y la independencia se han usado indistintamente en los contextos pedagógicos. Aunque ambos términos implican que el estudiante tenga determinado grado de control con respecto a los contenidos, y métodos de aprendizaje, el término autonomía enfatiza la posibilidad de decidir sobre la selección de contenidos y métodos; además de la posibilidad de transitar por las etapas inherentes a su proceso de aprendizaje sobre la base de sus propias acciones sin dependencia de otros.
Debe aclararse que autonomía no es equivalente de auto estudio o de aprendizaje individual. La autonomía si bien fue relacionada con lo individual en los 80, actualmente se asocia con la interdependencia, con valores como la responsabilidad, la auto-dirección o aprendizaje auto-dirigido, al darle a los estudiantes un grado de libertad mayor para decidir sobre su aprendizaje y ayudarlos a descubrir sus capacidades para el aprendizaje autónomo, se contribuye a incrementar su motivación y la calidad de su aprendizaje.
El tema de la autonomía en la auto dirección en el ámbito pedagógico fue estudiado por Candy en los 90 y ha aportado la definición conceptual y operacional del término autonomía aplicado al área de aprendizaje de lenguas, aunque H. Holec desde los 70 había referido que el aprendizaje de lenguas podía realizarse de forma autónoma. Se destacan también los estudios posteriores realizados por Little, Dam, Dickinson y Wenden, Pemberton, Benson y Voller, Cotterall y Crabbe y Sinclair sobre este tema.
Para desarrollar el aprendizaje autónomo resulta fundamental conocer el papel de las estrategias de aprendizaje y las habilidades que se requieren para aprender con autonomía.
Los fundamentos teóricos relativos al entrenamiento de los estudiantes para desarrollar su autonomía son aportados por Dickinson, Cohen y Dam en los 90 y siguen aún investigándose. También se destacan los criterios de Breen, Littlejohn, Voller, Ellis y Sinclair sobre el vínculo entre el contrato o negociación pedagógica y la autonomía.
El éxito de un aprendizaje autónomo depende en gran medida de la concepción y funcionamiento del sistema compuesto por medios y recursos didácticos que facilitan a los maestros su tarea de enseñar y facilitan a los estudiantes el transito por las diferentes etapas de aprendizaje y el logro de los objetivos propuestos.
Los medios y recursos necesarios para el aprendizaje autónomo se vinculan frecuentemente con el uso de las TIC, si bien su uso reporta ventajas innegables en este tipo de aprendizaje; no constituyen los únicos medios y recursos válidos para fomentar la autonomía. Además, el diseño de los materiales usados en el proceso de aprendizaje y la metodología seguida resultan fundamentales para el éxito del proceso, que de ningún modo es exclusivo de las TIC. De modo que los medios seleccionados, sean audiovisuales o aplicaciones de las TIC deben seguir criterios específicos para su diseño y elaboración, de manera que apoyen y faciliten la labor docente, se adecuen a los objetivos perseguidos, a. las necesidades y características de los estudiantes.
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